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La manera en que trabajé con estas cajas era comenzando a restringir la alimentación del gato durante cierto periodo de tiempo. Cuando la prueba empezaba, una porción de comida se disponía por fuera de la caja, apenas fuera del alcance del gato.
Entonces, el gato tenía que descubrir una forma de salir de la caja, usando alguna de las tres formas de escape.
Una forma podía ser jalando una aldaba.
Descubrí
que la primera vez que el gato escapaba era mas debido a un golpe de
suerte que a otra cosa. Intentaban escapar arañando los
barrotes de las paredes, hasta que la puerta se abría cuando, por casualidad, empujaban o tiraban del
resorte. Tras este ensayo exitoso se volvía después a meter al gato en
la jaula, en veces sucesivas iba evitando gradualmente los arañazos y
movimientos inútiles, hasta que, al fin, después de varios ensayos, el
gato, encerrado en la caja, iba directamente a arañar el dispositivo que
abría la puerta. El animal había solucionado el problema casualmente por ensayo y tanteo, y
aprendió a solucionarlo en veces sucesivas Posterior al
primer escape, el tiempo que le tomaba al gato para salirse de la caja
era cada vez mas corto (curva de aprendizaje).
Después de varios ensayos, el gato, encerrado en
la caja, iba directamente a arañar el dispositivo que abría la puerta.
El animal había solucionado el problema casualmente por ensayo y tanteo, y aprendió a
solucionarlo en veces sucesivas debido al éxito alcanzado. La repetición de esta experiencia sirvió
para consolidar el hábito.